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Crítica: “Largo viaje hacia la noche” (2018)

Como parte del catálogo de Netflix, se asoma la cinta china de Bi Gan como una gran opción. La película apuesta por un público ávido de un cine distinto.

Luo Hongwu (Huang Jue) está sentado en la cama de un motel entre luces de neón. Los colores, todos brillantes, nos saltan desde la pantalla a pesar de la también oscuridad de ésta; la música, con un dejo de nostalgia, se nos mete en la cabeza. Escuchamos la voz en off del protagonista al que le notamos la tristeza. Luo Hongwu añora a alguien, lo notamos por sus palabras; la sensación no es por aquella mujer con la que observamos acaba de pasar la noche, sino por otra que sabemos tiene algo que ver con un pequeño libro verde que carga él.

Largo viaje hacia la noche no resulta una película sencilla para quienes han disfrutado más de un cine narrativo clásico. Aquí, si bien hay una historia a seguir, el real atractivo se encuentra en cada uno de los pasajes que observamos y que más valen la pena atesorar. Decidir perderse entre las claves de un relato que por momentos pareciera inconexo -aunque más avanzada la cinta, no nos resulta del todo así-, no es la principal recomendación. Las sensaciones iniciales que presenciamos en la pantalla son las que deben abrirnos la sensibilidad hacia una experiencia netamente cinematográfica que nos reta, pero que al final nos premia…

La melancolía que asalta a Luo Hongwu lo acompaña en el regreso a la tierra de su padre; a Kaili, una ciudad al suroeste de China en donde se desarrollan los hechos. Historias han quedado atrapadas en este lugar en el tiempo que ha pasado desde la muerte de éste: el asesinato de un amigo, la desaparición de aquella mujer a la que sabemos buscará desesperadamente y hasta las interminables tormentas… A Luo Hongwu le atrae el peligro, pero también a él mismo le invade la tristeza. El realizador, el chino Bi Gan quien dirige y escribe la película, es también un reconocido poeta y fotógrafo. La poesía es alcanzable en cualquier arte y Bi Gan lo vuelve a hacer posible con ayuda del cine.

Dividida en dos partes muy claras, la primera nos sirve de prólogo para el que ¿vendría siendo el acto principal?, aquel que precisamente da nombre a la película. Sin embargo, el prólogo -o el que suponemos es el prólogo-, se prolonga hasta pasada una hora y once minutos de la película; acá parte de la arriesgada propuesta. Los dos relatos, el del hombre que busca y la mujer que huye, se nos mezclan de modo tal que en apariencia no nos es posible conectarlos. La confusión puede, reitero, asaltar al espectador; pero entonces, hay que recordar, habrá que poner atención mas bien en los detalles.

“La diferencia entre los filmes y la memoria es que los filmes siempre son falsos. Están compuestos por una secuencia de escenas. Pero los recuerdos intercalan verdades y mentiras. Aparecen y se desvanecen frente a nuestros ojos”, se nos dice en una de las secuencias donde hombre y mujer coinciden. Bi Gan nos habla entonces a través de ese breve pero poderoso diálogo. Su cinta es precisamente eso, un experimento de llevar a cabo un sueño a la pantalla grande; un sueño donde a medida que se avanza, el protagonista va siendo consciente de que está al mando y de que sus reglas son las que él mismo decida. “¿Sabemos cuando estamos soñando?”, se pregunta…

La segunda parte de la película resulta todavía más alucinante. Por cerca de una hora -si no es que acaso un poco más-, somos sumergidos en un plano secuencia que nos sacude ¡además en 3D! El Largo viaje hacia la noche pareciera que es ese, el del acto final -o reitero, ¿acaso el principal?- que nos envuelve en el ascenso de Luo Hongwu hacia la superficie de su búsqueda. Todas las piezas que nos fueron entregadas en la primera mitad, se nos van presentando para resolver el acertijo que asalta al entero de la película.

Técnicamente la película es una belleza. Tan solo con el plano secuencia tenemos suficiente para quedarnos alucinados. Resulta intrigante pensar en cómo se fueron resolviendo cada una de las situaciones: el movimiento del equipo humano y técnico por los estrechos espacios de una mina, el seguimiento de frente y en silencio de una moto, el descenso en cable, el sobrevuelo sobre Kaili y al final que una casa gire. Ya resulta tan solo un deleite esta secuencia para disfrutarse.

Largo viaje hacia la noche nos cuestiona sobre el amor, sobre la forma en la que reconstruimos nuestros recuerdos, y la forma en la que alucinamos con los sueños… Nos plantea una serie de preguntas que no terminarán resolviéndose mientras observamos la película, sino que terminarán aumentando una vez que hayamos terminado de observarla. ¿Recomendable? Definitivamente. Resulta refrescante salirse de lo común, y sumergirse en lo diferente…

Laego viaje hacia la noche (Di qiu zui hou de ye wan)

 

Año: 2018
Duración: 133 min.
País: China
Dirección: Bi Gan
Guion: Bi Gan
Música: Lim Giong, Point Hsu
Fotografía: David Chizallet, Yao Hung-i
Reparto: Tang Wei, Sylvia Chang, Vivien Li, Huang Jue, Chen Yongzhong, Lee Hong-Chi, Luo Feiyang
Productora: Huace Pictures, Zhejiang Huace Film & TV, Dangmai Films

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Enrique Figueroa Anaya

Profesional en la difusión de arte, cultura e historia, con especialización en cine y música. Soy titular de los pódcast CinemaNET, ¡Clack! Un podcast de Le Cinéma IFAL, "Luces, cámara, ¡niñxs!, "Cinema Tempo – Historia y Enrique Figueroa MX. Actualmente soy colaborador de la revista Cine PREMIERE, del pódcast Cinegarage y del noticiario Mesa de prensa de Concepto Radial.

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